Por Bruno Cortés
En San Lázaro, donde los ánimos suelen calentarse más rápido que el café del Pleno, el diputado Ricardo Monreal Ávila, coordinador de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), salió a calmar las aguas. Aseguró que el Comité de Ética de la Cámara de Diputados trabajará con imparcialidad y sin sesgos políticos, algo que, en tiempos de tanta polarización, no es poca cosa.
Monreal explicó que este comité, encargado de revisar denuncias o conductas indebidas de legisladores, estará integrado por diputados con trayectoria amplia —“los decanos”, como él los llama—, lo que, según dijo, es garantía de profesionalismo y autonomía. Subrayó que todos los casos pendientes se revisarán con seriedad, sin favoritismos ni cacerías políticas. “Se va a resolver con profesionalismo, autonomía e imparcialidad”, insistió, buscando enviar el mensaje de que la Cámara no será juez y parte.
El legislador zacatecano también habló sobre el ambiente tenso que se prevé en el recinto, pues este viernes podría haber manifestaciones y bloqueos. Con tono conciliador, Monreal fue claro: la prioridad será garantizar la seguridad de los legisladores, del personal y de los visitantes, pero sin coartar el derecho a la protesta. “Vamos a cuidar que las manifestaciones se realicen con toda libertad, sin presión, sin obstáculo alguno”, dijo. En otras palabras, no habrá represión, pero sí orden.
El morenista, conocido por su estilo pragmático, pidió calma a los medios y reiteró que ya se giraron instrucciones al Secretario General y al equipo de seguridad del Palacio Legislativo para evitar cualquier incidente. “Habrá todas las medidas necesarias”, aseguró, dejando ver que el Congreso quiere mostrar una imagen de equilibrio: apertura al diálogo, pero con control institucional.
Al ser cuestionado sobre la posibilidad de volver a sesiones semipresenciales, como se hacía en pandemia, Monreal fue tajante: por ahora, la prioridad será mantener el trabajo presencial, es decir, con los diputados en el recinto, cara a cara. El mensaje es claro: Morena quiere un Congreso activo, visible y en contacto directo con los debates que definen la política nacional.
Detrás de sus declaraciones, se nota una intención más amplia: reconstruir la confianza dentro y fuera del Congreso. En un contexto donde la ciudadanía desconfía de la clase política, Monreal busca transmitir que el Comité de Ética no será una herramienta partidista, sino una instancia que dé certidumbre y ponga límites claros al comportamiento de los diputados.
El gesto, aunque administrativo en apariencia, tiene carga política. Porque en un Congreso tan dividido, la imparcialidad también es una forma de hacer política.