El poderoso huracán Melissa, ahora considerado uno de los más intensos en la historia del Atlántico, tocó tierra este martes en la costa occidental de Jamaica, dejando un panorama devastador. Con vientos sostenidos de 295 kilómetros por hora, ráfagas que alcanzan los 360 km/h y una presión mínima central de 892 milibares, el ciclón impactó cerca de la localidad de White House a las 12 del mediodía, hora local, acompañado de lluvias torrenciales y una marejada ciclónica que está arrasando con todo a su paso.

Las autoridades jamaiquinas y organismos meteorológicos internacionales confirman que varias localidades del país están sufriendo efectos catastróficos. En Spaulding, Clarendon, las corrientes de agua descendieron con tal fuerza que arrastraron viviendas, vehículos y estructuras completas, transformando las calles en ríos embravecidos. En Santa Cruz, Black River y Treasure Beach, la situación es igualmente crítica: las inundaciones han alcanzado niveles superiores al metro y medio, mientras en Cave Valley, Santa Ana, las casas están prácticamente cubiertas por el agua.

Las imágenes y videos que circulan en redes sociales muestran escenas de destrucción total. En el suroeste de la isla, especialmente en Treasure Beach, se reportan vientos superiores a los 250 km/h, el derribo de palmeras, el destechamiento de viviendas y el colapso de infraestructuras eléctricas. Los residentes describen el sonido del viento como un “rugido aterrador” que ha mantenido a muchas familias refugiadas sin posibilidad de salir de sus hogares.

El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) confirmó que Melissa tocó tierra como un huracán categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, y advirtió que las condiciones seguirán deteriorándose durante las próximas horas. Las lluvias registradas ya superan los 100 milímetros en apenas seis horas en el centro-oriente del país, y se espera que los acumulados totales alcancen entre 500 y 1000 milímetros en las siguientes 24 horas, lo que incrementará el riesgo de deslaves e inundaciones extremas.

El incremento del nivel del mar también agrava la emergencia. En Great Bay, St. Elizabeth, se reportan olas de entre tres y cuatro metros que han invadido zonas costeras, cubriendo áreas habitadas con más de un metro de agua. Embarcaciones y lanchas fueron arrastradas tierra adentro, y gran parte de la infraestructura costera ha quedado destruida.

Mientras Jamaica enfrenta el embate de Melissa, los meteorólogos advierten que el huracán mantendrá su intensidad y trayectoria hacia el norte del Caribe. De acuerdo con los pronósticos, el ciclón podría llegar a Cuba esta misma noche, donde ya se han emitido alertas de huracán y evacuaciones preventivas en las provincias occidentales.

El impacto de Melissa marca un nuevo capítulo en la historia de desastres naturales del Caribe. Su fuerza, comparable a huracanes históricos como Gilbert (1988) o Dorian (2019), pone en evidencia los desafíos que la región enfrenta ante fenómenos meteorológicos cada vez más intensos, potenciados por el cambio climático y el calentamiento del océano Atlántico.

 

 

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