Durante la conferencia “Marco dinámico: La química de la transformación y empoderamiento”, ofrecida a distancia en el Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM, el investigador japonés y profesor de la Universidad de Kyoto destacó la importancia del desarrollo de estructuras nanométricas flexibles capaces de almacenar partículas contaminantes. Estas celdas, del tamaño de una milmillonésima parte de un metro, podrían contribuir a limpiar el aire o eliminar gases tóxicos emitidos por la industria y diversas actividades humanas.

Kitagawa explicó que el planeta ha entrado en una etapa geográfica definida por el uso intensivo de nuevas tecnologías y materiales, que han modificado profundamente el ambiente. “Hemos pasado del carbón al petróleo y a la continua emisión de gases. Vivimos rodeados de partículas invisibles, algunas dañinas. Trabajar en su separación es imprescindible, pues son como ‘oro invisible’”, señaló.

Ante estudiantes, investigadoras e investigadores reunidos en el IIM para la Primera Conferencia Internacional: Empodera Women in Metal-Organic Frameworks (MOFs) and Beyond, el Nobel subrayó que el aire contiene diversos compuestos fundamentales como carbono, oxígeno y nitrógeno, pero los gases derivados de actividades humanas son los que generan afecciones respiratorias y ambientales.

Durante su ponencia, Kitagawa habló sobre su trayectoria en el estudio de nanomateriales, que inició durante su formación en la Universidad de Kyoto, institución donde también se han formado cuatro laureados previos con el Premio Nobel de Química. Recordó que, inspirado en estructuras arquitectónicas tradicionales como el templo Kiyomizu, comenzó a diseñar redes microscópicas similares a cubos capaces de capturar moléculas.

En 1997 desarrolló las primeras estructuras metalorgánicas (MOF, por sus siglas en inglés), hechas a partir de iones metálicos y moléculas orgánicas que formaban redes porosas tridimensionales. Estas podían almacenar gases como metano, oxígeno o nitrógeno, lo que abrió el camino a aplicaciones en filtración, almacenamiento y purificación ambiental.

Más tarde, en 1998, describió formalmente el potencial de los MOF en el Boletín de la Sociedad Química de Japón, destacando su versatilidad para incorporar distintos compuestos y su flexibilidad estructural. Actualmente trabaja en la cuarta generación de estos materiales, en colaboración con universidades de todo el mundo y con un enfoque de producción de bajo costo.

“Para tener éxito se dice que se requiere suerte y ser testarudo, pero lo más importante es perseverar siempre”, expresó el Premio Nobel.

En su intervención, el director del IIM, Diego Solís Ibarra, reconoció el impacto de la labor científica de Kitagawa y afirmó que su trabajo inspira a nuevas generaciones a crear materiales que mejoren la vida de las personas.

Por su parte, Katherine A. Mirica, investigadora del Colegio Dartmouth y principal organizadora del encuentro, destacó que la colaboración científica y la participación de las mujeres en este campo están transformando el mundo. “Cuando se les permite avanzar en su vida y carrera, ambas crecen de forma paralela”, afirmó.

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