Ciudad de México, 4 de noviembre de 2025. — El incremento de 1.50 pesos en las tarifas del Metro, Metrobús y RTP provocó este fin de semana una ola de inconformidad entre los usuarios del transporte público capitalino. La medida, vigente desde el viernes 1 de noviembre, elevó el costo del viaje simple de 5 a 6.50 pesos, generando protestas espontáneas y reclamos por el impacto en la economía familiar.

De acuerdo con el Gobierno de la Ciudad de México, el ajuste busca compensar el aumento del 20 por ciento en los costos de combustibles, refacciones y mantenimiento de unidades, así como financiar mejoras en la infraestructura del Sistema de Transporte Colectivo (STC). Sin embargo, la reacción ciudadana ha sido mayoritariamente negativa, con escenas de tensión registradas en estaciones como Pantitlán, Hidalgo y Pino Suárez.

Crisis de movilidad y protestas espontáneas

Durante el primer día de aplicación del alza, se reportaron cierres temporales en accesos del Metro debido a disturbios menores entre usuarios que no contaban con saldo suficiente en sus tarjetas de transporte. Videos difundidos en redes sociales mostraron largas filas y enfrentamientos verbales con personal de seguridad.

El incremento representa la primera modificación a las tarifas desde 2023. La administración capitalina sostiene que era impostergable ante la presión inflacionaria y el deterioro de parte del parque vehicular, sobre todo en el servicio de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), que opera más de 2 mil unidades diarias.

Postura del Gobierno y promesas de mejora

En conferencia de prensa, la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, defendió la medida asegurando que los recursos adicionales se destinarán a la compra de 200 autobuses eléctricos nuevos y a la rehabilitación de 15 líneas del STC.

“Con este ajuste garantizamos la continuidad del servicio y una reducción del 15 por ciento en los tiempos de espera”, afirmó Brugada, quien añadió que la actualización tarifaria permitirá mantener la operación segura del transporte y avanzar hacia un modelo más sustentable.

Pese a ello, organizaciones de usuarios y sindicatos, como el Sindicato Nacional de Trabajadores del Metro, calificaron el incremento como “un golpe al bolsillo de la clase trabajadora” y exigieron una auditoría sobre el destino de los recursos públicos asignados al mantenimiento del sistema.

Rechazo ciudadano y presión social

Un sondeo realizado por Consulta Mitofsky reveló que el 70 por ciento de los habitantes de la capital rechaza la medida, especialmente en las zonas periféricas donde los salarios mínimos dificultan absorber el aumento.

En redes sociales, el hashtag #NoAlAumentoCDMX superó las 500 mil menciones en menos de 48 horas, con llamados a boicot y referencias a la “Rebelión del Centavo” de 2019, cuando miles de ciudadanos protestaron contra un incremento similar. Algunos usuarios plantean organizar una consulta ciudadana para revertir la decisión.

Consecuencias y escenarios posibles

Expertos en movilidad urbana advierten que el aumento podría generar un efecto de migración hacia el transporte informal, saturando rutas de microbuses y taxis colectivos, lo que incrementaría la congestión vial. Otros analistas consideran que el ajuste podría derivar en una revisión del modelo concesionado y en nuevas políticas de subsidio focalizado.

La Secretaría de Movilidad capitalina (Semovi) informó que mantendrá operativos de monitoreo para evaluar el comportamiento de la demanda y prevenir alteraciones en la prestación del servicio durante las próximas semanas.

Un desafío para la movilidad capitalina

El incremento tarifario llega en un momento crítico para la movilidad de la Ciudad de México, donde diariamente se realizan más de 10 millones de viajes en transporte público. Su manejo y resultados serán determinantes para la percepción ciudadana del nuevo gobierno local y para el futuro del sistema integrado de transporte.

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