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Ricardo Monreal apuesta por jóvenes: el poder es encargo, no propiedad

En el Congreso no todo es discusión de leyes y jaloneos partidistas. También hay espacios pensados para quienes pronto tomarán la estafeta política. Así ocurrió en la séptima edición de “Jóvenes Dialogando por el Segundo Piso de la Transformación”, donde Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Morena y presidente de la Junta de Coordinación…

Por Bruno Cortés

 

En el Congreso no todo es discusión de leyes y jaloneos partidistas. También hay espacios pensados para quienes pronto tomarán la estafeta política. Así ocurrió en la séptima edición de “Jóvenes Dialogando por el Segundo Piso de la Transformación”, donde Ricardo Monreal, coordinador de los diputados de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política, habló sin rodeos: la política necesita nuevas generaciones con preparación, principios y claridad de rumbo.

Monreal explicó que este programa no es un simple foro, sino un ejercicio de formación. Lo que buscan es capacitar a jóvenes para que se conviertan en líderes que entiendan que el poder no es una herencia ni una propiedad privada, sino un encargo que debe ejercerse con responsabilidad. Y soltó una advertencia que resonó entre los asistentes: el político que olvida su humanidad termina en el desprecio público.

En su mensaje, el legislador morenista subrayó que la política democrática no puede construirse con imposiciones, sino con debate, acuerdos parciales y consensos que poco a poco lleven a la justicia. “El acuerdo no significa claudicación, significa construcción”, dijo. En otras palabras, el camino democrático no es de decretos rápidos, sino de pasos firmes.

Monreal insistió en que valores como la honestidad, la sencillez, la tolerancia y la preparación deben imponerse frente a la corrupción, la ostentación, la intransigencia y la improvisación. Para él, el bienestar colectivo siempre tiene que estar por encima de los intereses personales o de pequeños grupos. Lo contrario, señaló, es traicionar a la República.

También reconoció que Morena, pese a ser el partido en el poder, enfrenta un reto que puede ponerlo en aprietos: mantener la cohesión interna y evitar divisiones. Recordó que los documentos fundacionales del movimiento no son adornos retóricos, sino una brújula para que la pluralidad no se convierta en pleitos internos, sino en un proceso común de construcción política.

El encuentro con los jóvenes tuvo un tono casi de relevo generacional. Monreal admitió que los políticos de su generación están llegando al final de su ciclo y que es momento de preparar a quienes vienen detrás. Su llamado fue claro: formarse con principios, con autoridad moral y con preparación para que la política mexicana tenga nuevos liderazgos capaces de sostener la democracia.

En un país donde la política suele verse como un espacio de intereses personales, la propuesta es distinta: que los jóvenes entiendan que el poder es servicio, no privilegio. Y que el futuro del movimiento —y del propio país— dependerá de que quienes lleguen a gobernar no olviden nunca esa lección.